Ninguna generación lo ha tenido tan difícil. Cuando entraron en la universidad, hace solo cuatro años, el mundo era otro. Llegar al final, pues, supone “un gran triunfo colectivo”, en palabras de la directora de BAU, Elisabeth Plantada.
Un trayecto tan intenso merecía una buena celebración. Así, el pasado 30 de septiembre, y aún con varias restricciones vigentes, el centro celebró el acto de clausura de la novena promoción del Grado en Diseño (2017-21). El Casino de l’Aliança del Poblenou acogió una ceremonia emotiva y sencilla que contó con la presencia de estudiantes, docentes, familias y acompañantes.
Por parte de BAU, intervinieron, además de Plantada, la jefa de estudios del Grado en Diseño, Rosa Pera, y la Dra. Maria Àngels Fortea y Josep Maria Marimón como representantes del claustro.
La diseñadora Marina Salazar, del estudio Noquedatinte y profesora de BAU, habló en nombre de los alumni del centro, y Alba Cantos y Daniel Tahmaz ejercieron de portavoces de la promoción. El acto estuvo conducido por Jaume Pujagut, coordinador de producción cultural de BAU.
Después de la tradicional entrega individual de llaves y de las fotografías de grupo en el escenario, el público se reencontró en el vestíbulo para brindar con una copa de cava, y a continuación la fiesta, ya más distendida, se trasladó a BAU con una cena en la nave principal.
“Amigos para siempre”
En su discurso, la directora de BAU, Elisabeth Plantada, remarcó la solidez académica del proyecto: “Tenemos un plan de estudios vivo, en constante evolución, basado en una formación holística y en metodologías activas, donde el alumnado estáis en el centro de vuestro propio proceso de aprendizaje: porque en BAU creemos que cada estudiante es único, diferente e intransferible”.
“Una vez más hemos alcanzado nuestro objetivo”, recordó Plantada, “poner al servicio de la sociedad a profesionales con los valores y competencias del centro, con espíritu crítico y conciencia social”. Y añadió: “Tenemos la certeza de que estáis preparados para aportar soluciones creativas a problemas de nuestro tiempo proyectando los valores de la sostenibilidad, la inclusión y la diversidad”.
Después de un final de etapa tan excepcional, marcado inevitablemente por la pandemia, pero también por la “ilusión y el compromiso” de toda la familia de BAU, que ha hecho posible seguir adelante, la directora del centro terminó su intervención con una llamada entusiasta a la acción: “Donde hay futuro hay esperanza. No se trata de salvar el mundo, sino de construir otro mejor. ¡Este es el gran reto de vuestra generación!”