Maria Carvajal lleva seis años como docente de másters en BAU. Por aquel entonces, llevaba cuatro con el primer proyecto empresarial que impulsó nunca en su vida. Tenía un socio, claro, pero la soledad se aplica, en este caso, a la incertidumbre, al afán de destacar y a las piscinas de agua fría. Haber charlado con ella se ha sentido como vislumbrar perfectamente esa piscina -la tuya propia- y como querer lanzarte sin dudarlo.
P. Maria, eres fundadora, no solo de uno, sino de tres proyectos empresariales y, además, eres digital coach y docente. ¿Cómo puedes abarcar tantas disciplinas a la vez? ¿Cómo es tu día a día?
R. Puedo abarcar tantas disciplinas pues porque, bueno, mira, justo hace diez años que dejé mi trabajo en la agencia Runroom para montar Otter, en este caso… Pues también me ha dado mucho que pensar en cómo he podido sostener todo el camino, y, sobre todo, los primeros años de Otter sin financiación, ahí a cuatro manos, con mi socio Miguel San Román, fue muy duro. Y esta complejidad, ahora, por ejemplo, también gestionando diferentes ideas de negocio, pues realmente no es algo fácil. Y también son periodos cíclicos de intensidad y desaceleración, por así decirlo. Entonces, el cómo lo puedo abarcar, yo pienso que es, por un lado, cuidándome mucho a mí misma, mental y físicamente. O sea, eso creo que es lo primero, la mente y el cuerpo, y las emociones, porque, sin eso “seteado” de la mejor manera posible, es difícil y complejo gestionar cualquier cosa en general, la vida, ¿no? Y, para mí, de igual manera, está también poder sostener este ecosistema de ideas. Es difícil, soy humana, y si justamente me gusta mucho hablar también de organización o de cómo nos podemos cuidar en el camino es porque me lo recuerdo mucho a mí misma y tengo que volver a eso de vez en cuando. Porque al final, bueno, yo no soy un robot, aunque a veces a lo mejor desde fuera lo puede parecer, pero necesito yo misma justamente mantener ese foco constantemente. A mí, de las cosas que más me sirven, aparte de cuidar mente-cuerpo-emociones, es el organizarme por bloques, que es algo a lo que, por ejemplo, estoy volviendo mucho. Pensar “vale, ¿qué tal sería si los viernes se los dedico exclusivamente a WTC?”, que es este nuevo proyecto de gorras que hemos lanzado. Y ya no solamente a nivel de qué tiempo le dedico a cada negocio, sino también por tipología de tareas. Por ejemplo, para mí, ahora miércoles y jueves son los días de reuniones. Y lunes, por ejemplo, es un día que intento mantener sin reuniones, a no ser que sean llamadas de ventas o cosas como un “sprint planning”, algo como muy estratégico. Es muy clave, en ese sentido, no entrar en la multitarea caótica, sino tener un foco estratégico, sobre todo, que es algo que igualmente uno tiene que ir revisando de vez en cuando. De hecho, cómo ordeno estos bloques y dónde está ese foco es algo que lo voy adaptando a medida de las circunstancias.
P. ¿Cuándo supiste que el marketing era tu “place to be”?
R. No sé si hubo un momento en el que yo supe que el marketing era como mi “place to be”, porque acabé un poco por evolución natural de la vida, siempre conectada al mundo de la comunicación, la comunicación de proyectos, eso antes de emprender, ¿no? Yo estudié comunicación audiovisual y me gustaba mucho vender. Trabajé un tiempo en una tienda y eso me dio muchas tablas, y además era muy buena, conectaba mucho con la gente; para mí, siempre ha sido como algo muy natural. Entonces, pienso que esos dos factores: el de la comunicación y el vender. Pues, en un momento dado, hubo una sinergia y tuve la oportunidad de trabajar los últimos años antes de lanzar Otter en Runroom, y ahí yo pienso que fue donde descubrí mi interés por la creatividad, el comportamiento humano y la estrategia al mismo tiempo. Yo diría que mi “place to be” ahora es, sobre todo, la construcción de ideas, ya sean las mías o el apoyar a otros u otras con las suyas. Más allá del marketing, el marketing diría que fue mi incubadora, mi “place to be” es la construcción de ideas.
P. Teniendo en cuenta todo esto, ¿dirías que estamos en un buen momento para el emprendimiento, para impulsar nuevos proyectos?
R. Yo pienso que siempre es un buen momento para emprender. Es un muy buen momento actualmente, ya ni te digo desde la aparición, evidentemente, de los mundos de internet, pero también en el momento en el que tenemos un smartphone en nuestro bolsillo y acceso a redes sociales; ahora ya, además, con inteligencia artificial. O sea, cada vez es más sencillo que un individuo con una herramienta como puede ser un móvil y conexión a Internet pueda, en muy poco tiempo y a un coste muy bajo, validar una idea de negocio, testearla e iterar eso; como recoger feedback, moverlo y hacer que funcione.
Ahora bien, yo pienso que siempre es un buen momento para emprender en el momento en el que quieres resolver un problema, en el momento en el que quieres apostar por una idea que para ti puede resolver algo mejor a cómo lo está haciendo otra solución del mercado; y porque hay una pasión y una voluntad genuina de querer aportar un valor ahí por tu parte. Ese es el momento en el que vale la pena emprender. Para mí, no basta con solo tener una idea: una idea es solo una idea, si no se implementa, no tiene valor.
Y pienso que se necesita quitar un poco esta capa “bling-bling” y de overnight success que hay alrededor de lo que esperamos conseguir o lo que pensamos, a veces, que hay al otro lado de emprender. Al otro lado de emprender hay mucha soledad, se necesita mucha resiliencia, se requiere el 150% de nosotros mismos y sostener eso implica mucho autoliderazgo, por así decirlo. Creo que es importante bajar todo esto como muy a tierra y pienso que cuando vale la pena, sobre todo para la persona que decida hacerlo, es porque hay una alineación entre ese propósito que tiene el negocio y el de esa persona. Por lo tanto, el entender para qué lo estamos haciendo creo que es clave para no quemarnos en el camino y porque, si no, nos sentiremos vacíos al final.
A cuando yo empecé hace diez años, mi panorama vital y profesional ha cambiado muchísimo si me pusiera en la foto actual. Hace diez años, el último día que estuve en Runroom, no me creería que esto pudiera pasar. Al mismo tiempo, es muy diferente esta realidad a la que yo imaginé en ese momento. Entonces, también hay que estar muy abierto a evolucionar con el proceso y a saber ver nuevas oportunidades que uno no tenía pensadas, como, por ejemplo, en mi caso, ha sido crear una marca personal, ofrecer servicios de mentoría o ser docente. Eso son cosas que han venido como consecuencia de haber lanzado mi primera idea de negocio y a las cuales les di la bienvenida y han hecho crecer otros escenarios en mi vida de los que me siento muy afortunada.
P. Aquí en BAU, das clase en dos programas de segundo ciclo: el Máster en Diseño de Comunicación Gráfica y el Máster en Comunicación y Creación de Contenidos Digitales. ¿Encuentras similitudes entre lo que ves en cada clase, a nivel ambiciones, visión laboral, imaginario creativo…?
R. A nivel de similitudes de lo que veo en cada máster, bueno, yo, al final, creo que, en este caso, el denominador común son las personas y que, independientemente del foco que tiene cada máster, los estudiantes que asisten, en ambos casos… Hay una búsqueda de su propia identidad o de una nueva identidad profesional. Lo que les une a todas es la satisfacción de encontrar qué es lo realmente valioso para ellos o para ellas, cuáles son sus creencias como profesionales, qué es lo que buscan, qué es lo que les importa. Al final, eso es una manera estratégica de definir su mirada y que luego van a poder transmitir, ya sea a través de su marca personal o de la idea de negocio que están desarrollando o quisieran desarrollar en el futuro. En ambos casos, y, en general, a todos y a todas, nos da mucha fuerza encontrar nuestro propio mindset y abrazarlo y validarlo y el decir “esto es importante para mí y voy a apostar por ello”.
Otra cosa también que para mí es una similitud, o de lo que me he dado cuenta a lo largo de los años -que de nuevo se aplica ya no solamente al contexto académico, sino a la vida misma y al contexto profesional que tenemos todos y todas-, es que se nota mucho cuando una persona realmente está comprometida con su trabajo. Entonces, como que en un contexto académico en el cual, evidentemente, el objetivo es finalizar ese máster, tener un título, hacer contactos también con otros profesionales, con otros estudiantes, al final tiene mucho impacto ese estudiante que de manera genuina se nota que quiere dar lo mejor de sí, que tiene curiosidad, que tiene interés, que tiene la mente abierta y que realmente valora esas ideas, las quiere procesar, las quiere hacer suyas. Esa idea de que cualquier experiencia formativa es una oportunidad para ponerlo en práctica, esa experiencia o ese ejercicio de dar lo mejor de nosotros mismos en un contexto académico, también tiene mucho impacto porque al final esos estudiantes que han tenido o tienen esa actitud son las que se te quedan de alguna manera en la retina, te acuerdas de ellas, se generan luego sinergias a nivel profesional. Esto pienso que es importante tenerlo presente.
P. ¿Qué es lo que más destacarías de lo que se está cociendo en emprendiduría ahí fuera? ¿Crees que verás andar a los proyectos de tus estudiantes cuando salgan?
R. Yo lo que más destacaría ahora es el hecho, por ejemplo, de ver personas muy jóvenes que se atreven a probar cosas; también, el potencial que tiene la creación de contenido. Como, incluso, personas de entre 20 y 30 años lo están dando todo, ya siendo también una generación que tiene un lenguaje y unas herramientas digitales muy integradas en su cerebro. Y eso les da unas tablas brutales para poder sacar ideas, ya sea de contenido o ideas de negocio, de una forma súper ágil y que, de alguna manera, pienso también que saben leer muy bien lo que necesita el público o la audiencia a la que quieren conectar. Creo que es muy interesante ver cómo comunican algunos nuevos creadores de contenido o creadores de contenido que luego hacen una marca, ver esas sinergias entre la persona y las ideas que genera a nivel de negocio o al revés: es muy interesante y tiene mucho potencial. Y pienso que el que nos apoyemos también en nosotros mismos como persona, como marca personal, como el mejor altavoz para nuestros negocios, es algo que, en mi caso, por ejemplo, ha sido muy orgánico. Y sí, sin duda, claro que estoy segura que muchos de los estudiantes que han participado o pasado o que he tenido la suerte de tener en BAU… Veré esos proyectos por los que quieren apostar, no tengo ninguna duda.