La clave en una formación de calidad está en poder aprender mirando al futuro, y el futuro se aborda en base a la experiencia. Lo que conoces y sabes te hará fuerte y hábil para destacar en un entorno laboral al que te acabas de incorporar si acabas de graduarte. Y, aquí en BAU, el Máster en Service Design no es el único programa que se nutre de esta filosofía, pero sí que es un claro ejemplo de que apostar por una educación que se apoya en ese mantra es todo un éxito. Hemos podido conversar con la coordinadora del Máster, Sandra Bosch, que además es especialista en Brand Strategy, Service Design y Customer Experience, para que nos explique en qué consiste uno de los retos evaluables dentro del plan de estudios más interesantes.
P. Esta no es la primera vez que el Máster en Service Design colabora con Poblenou Eix Comercial; ¿cómo surge esta sinergia?
R. La sinergia entre el Máster en Service Design y Poblenou Eix Comercial surge del interés mutuo por explorar soluciones innovadoras a problemas reales. Hace tiempo que el Máster busca establecer vínculos con el mundo empresarial y social para generar proyectos que tengan un impacto tangible o para que ambas partes puedan explorar nuevas vías. A través del Barcelona Centre de Disseny, conectamos con Poblenou Eix Comercial. Como entidad que agrupa el comercio de la zona, se mostraron muy interesados en participar y ayudar a los estudiantes a enfrentar retos concretos. Publicaron un anuncio con la propuesta y, aquellos comercios interesados en formar parte, se adhirieron.
El año pasado colaboramos con tres comercios del barrio: Mama Heladera, Vernita y Makkeroni y este año estamos trabajando con Limonada de Lavanda, Fina Estampa, Ideal y Sensorial Coffee. Este tipo de colaboraciones son muy enriquecedoras tanto para los estudiantes como para los comercios locales.
P. ¿Cuál es el objetivo principal de esta actividad? ¿Hay intención de que las propuestas de los estudiantes puedan tener una aplicabilidad en la realidad?
R. El Máster en Service Design trabaja a partir de retos. Hay un reto de producto, uno de organización, uno de negocio y uno social, y cada cual tiene unos objetivos pedagógicos concretos.
En este caso, nos enmarcamos dentro del reto de Business Design: los estudiantes analizan la experiencia del cliente en una tienda de barrio para desarrollar un nuevo modelo de negocio y servicio que aumente la satisfacción del cliente y de la empresa y fomente la fidelidad. Se trabaja también la estrategia de branding, ya que ambos buscan crear una experiencia coherente y memorable para el cliente. Conjuntamente, aseguramos que todos los puntos de contacto con el cliente, desde la comunicación hasta la experiencia del servicio, reflejen los valores y objetivos de la marca.
El objetivo principal de esta actividad es proporcionar a los estudiantes una oportunidad práctica para aplicar los conocimientos teóricos adquiridos en contextos reales, trabajando con empresas y entidades locales.
Hay una intención muy clara que las propuestas de los estudiantes tengan aplicabilidad real; las soluciones que desarrollan no solo son validadas académicamente, sino que también se presentan ante los implicados directamente, de forma que pueden ser consideradas para su implementación. Pero es evidente que se trata de un proyecto académico con una duración de dos meses y, por lo tanto, no pretende sustituir la práctica de un encargo real. Esto podría hacerse si estudiantes y empresas decidieran continuar desarrollando el proyecto conjuntamente.
P. ¿Qué podrías destacar de todo el calendario que tenéis programado?
R. El reto empieza con la entrega del briefing y unas sesiones de acompañamiento para orientar la investigación del proyecto a cargo de Lourenço Viana. A partir de este momento, los estudiantes empiezan a profundizar en todos los aspectos del business design de la mano de la tutora del reto, Marta Domingo, que los va guiando durante todo el proceso.
Cuando llegan a la fase donde trabajan el branding para conectar el nuevo servicio con la personalidad de la marca, empieza un proceso realmente inspirador.
Con la experta en creatividad, color y tendencias, Marta Aymerich, los estudiantes realizan un service safari por Barcelona para identificar nuevas tendencias. Más adelante, y para estimular la creatividad, Susana Mondéjar los guía en una sesión de Lego® Serious Play®; mediante la construcción de modelos con Lego y la creación de representaciones simbólicas, generan propuestas para su propio negocio.
El objetivo final es ofrecer el máximo de recursos porque los estudiantes los puedan usar más adelante en su práctica profesional.
P. Esta actividad forma parte del contenido troncal del programa. ¿Por qué es importante que desde el Máster en Service Design se impulsen este tipo de iniciativas evaluables?
R. Este tipo de iniciativas evaluables son esenciales porque permiten a los estudiantes trabajar en un entorno real y tangible. El Service Design no solo es teoría, sino que trata de diseñar soluciones que respondan a las necesidades concretas de las personas y las empresas. A través de estas actividades, los estudiantes pueden evaluar y validar sus proyectos en situaciones reales, mejorando su capacidad para abordar problemas complejos.
Cuando finalizamos este reto, iniciaremos otro de carácter social, que este año realizaremos en colaboración con la ALM (Adolescencia Libre de Móviles), un movimiento ciudadano nacido para atrasar la edad media del inicio de uso de smartphones en niños. Enfrentarse a retos tan diversos es una excelente manera de ejercitarse en los tipos de situaciones que podrán encontrar en su futuro profesional, una vez finalizado el máster. Además, los permitirá identificar los tipos de proyectos que más los motivan y los interesan.
P. Como coordinadora, ¿cómo crees que estos proyectos han aportado a la formación de los estudiantes?
R. Creo que estos proyectos son fundamentales para el desarrollo profesional de los estudiantes. Les permiten adquirir experiencia práctica en el diseño de servicios, trabajando con clientes reales y con feedback inmediato. Además, los ayuda a mejorar sus habilidades de comunicación y gestión de proyectos, ya que no solo tienen que diseñar soluciones, sino también presentarlas y defenderlas ante un público experto. Estos tipos de simulacros les prepara mejor para afrontar retos futuros al mercado laboral.