Hace casi un año que hemos dejado de vernos la cara en sitios públicos, y también en muchos espacios privados. Las mascarillas ya forman parte esencial de nuestra indumentaria cotidiana.
Al principio de la pandemia, cuando todo el mundo aún llevaba solo mascarillas quirúrgicas, un grupo de creativos decidió darles una vuelta de tuerca y diseñar nuevos modelos de mascarillas coloridas y divertidas para recuperar parte de la alegría perdida.
La iniciativa es obra del empresario Manel Bonet, el diseñador Martí Abril (exprofesor de BAU) y David Torrents, diseñador pluridisciplinar, artista urbano y profesor del Grado en Diseño.
Los tres socios fundaron también Flor de Barcelona, una marca de productos turísticos con la icónica figura floral presente en miles de adoquines de la ciudad, y desde la que ahora comercializan las mascarillas.
En esta ocasión, han contado con la ilustradora Jacqueline Molnár como alma mater del proyecto, y con la creatividad de la alumni Alba Font en el equipo de diseño.
Elaboradas íntegramente en Barcelona con algodón 100%, las mascarillas persiguen tres objetivos simultáneos: seguridad, comodidad y complicidad —provocar una sonrisa o una experiencia estética a nuestro entorno.
Las mascarillas son también una oportunidad para mantener activos los talleres y sus trabajadores, a la vez que fomentan la solidaridad activa ante la nueva emergencia social, ya que cuentan con la colaboración de la Fundació Arrels y trabajan con Cotó Roig.
Hace pocas semanas, David Torrents y Alba Font presentaron la nueva señalización de la Fundació Joan Brossa.